28/9/11

¡Grita!

La verdad es que siempre me han conquistado las historias raras. Pero además, en los últimos meses, la actividad frenética que desempeño como periodista al pie del cañón me ha dado un respiro, y durante varias horas del día me empapo de los chorros de información seria y absurda que escupe la pantalla. Y, para qué negarlo, lo cierto es que el aburrimiento multiplica mi olfato. Olfato de surrealismo actual, se entiende.

Dos hallazgos interesantes hoy, dear Watson. Ambos, historias verídicas (o eso dicen los titulares). Por un lado tenemos a un misterioso cuarentón de Pontevedra que ha devuelto la mano de piedra de una estatua de Colón que llevaba ocultando en su casa 30 años. Resulta que cuando este hombre era muchacho practicó accidentalmente una amputación al bueno de Cristóbal una noche que estaba de fiesta con sus amigos.  Le dio miedo confesar y más terror le debió dar dejar abandonadas las pruebas del delito. Así que durante tres décadas, este hombre ha vivido con la mano de piedra a su vera. ¿Su familia lo sabía? ¿Le habría puesto un mote? ¿Dormiría la mano en el cuarto de invitados, se sentaría a la mesa? ¿Suspendió Historia alguna vez?  ¿Tendrá  más estatuas guardadas al fondo del placard? Son las típicas preguntas que me gustaría hacerle. 

Por fortuna para vosotros, pasaré al segundo descubrimiento absurdo. Resulta que en el Museo de Arte Moderno de Buenos Aires, dos tipos llamados Narcisa Hirsch y Jorge Caterbetti han instalado una cabina de vidrio totalmente blindada, en la que los visitantes pueden entrar y gritar  a sus anchas, con ira o con recato, cada uno a su manera. ¿Es una broma?, preguntaréis. En absoluto. Estos dos artistas pretenden con su obra “reflexionar sobre cuál es el límite entre el grito privado y el grito público” -ajá- y también “indagar sobre estos gestos que navegan entre lo humano y lo animal, entre lo cultural y precultural”. Por si esto fuera poco, los sonidos capturados en el tiempo que la cabina esté expuesta, de agosto a diciembre, servirán como base para un concierto que otro artista, un músico parece, dará en el mismo escenario ensordecedor.

No sé qué opinaréis, pero a mí esto me parece una tontería muy muy grande. Me imagino al señor con traje azul que haya tenido la suerte de vigilar que nadie roba ese cubículo de la locura diciendo a los osados visitantes: “ Pase usted al fondo, allí, en esa caja de cristal. Grite, grite un rato, que esto es arte” (puede que con acento argentino suene más seductor).

¿En serio el arte moderno es esto? ¿Gritos anónimos? ¿El arte es tal porque lo ha creado un artista? ¿Se ha alcanzado ya la máxima complejidad técnica y por eso lo moderno es no hacer absolutamente nada? ¿Quién decide que eso es arte, quién decide qué entra y qué sale de un Museo? Y, sobre todo, ¿qué patraña es eso de que un grito es un “gesto que navega”?  

Dejadme que os diga algo, algo más. Muy probablemente sea una inculta artísticamente hablando. Se de Bellas Artes o Escultura lo mismo que de Música, Literatura, Astronomía o Jardinería: casi nada. Pero sí tengo clara una idea: el arte emociona. Así que,  querida Narcisa, querido Jorge, aquí tenéis una selección de gritos que ponen la piel de gallina.

El hombre de los monos, cómo olvidarle.

Tan joven, tan ingenuo. Siempre que me asomo a un acantilado imito al bueno de Leo.


Desde que vi esta película, temo a Jack. Qué miedo.

   
No todo va a ser terror. Qué sería de esta vida sin los gritos de placer (hasta los fingidos)

Baldosas amarillas y brujas cuya risa maligna se quedó grabada en la más tierna infancia



¡Corre! No podía faltar este grito desesperado que veo cada Navidad o fecha de guardar. Dudaba entre este o el también memorable grito de Tom Hanks a su balón Wiiiiiilsooon, pero soy una clásica.

....    Que gritéis mucho, amigos. 

3 comentarios:

yamique dijo...

¡Qué éxito el de los artistas argentinos que han conseguido llamar tu atención! y, además, que se hable de ellos a diez mil kilómetros, e incluso ¡han llegado a inspirar este post tan bonito!

¡El arte y las ideas hacen su camino!

moonriver dijo...

El 90% del arte moderno apesta. Eso sí, el 10% restante es sublime. ;)

yamique dijo...

tal vez lo que falta es la criba del tiempo. HAce cien años también se harían mierdas, pero a esas se las traga el olvido, sólo nos llegan las obras maestras!

....pasará "cabina de gritos" a la posteridad?