15/2/11

La luz

Las sombras nadan en remolinos de lágrimas. Suena el eco, enfermo, nocturno. Cadenas de deseos atropellados, deseos mudos, deseos que sólo sobreviven en la atmósfera del sueño. Más tarde, cuando las agujas de la sangre corten el aire, te atrapará el frío y sus fantasmas.


Por eso ha llegado el presente. Pétalos azules cubren las esquinas de este paisaje sonámbulo. Deprisa, deprisa. El sur, la sed, silban los ausentes, los que tuvieron que irse sin quererlo.


Nada es transparente, pero la luz. Siempre la luz. Prueba de vida, faro de los desheredados, la luz.


8/2/11

Un minuto

Abrígame
he leído las huellas recientes de tu historia
y me faltan siete mil noventa y dos palabras para pedirte
una noche un secreto una cama deshecha
la piel perdiéndose en el tiempo
las horas bebiéndose el deseo

Abrázame
porque todas las miradas son cucharas metálicas vacías
porque tengo miedo de no encontrar el amor
porque no quiero olvidar como somos ahora
y los aviones están quietos y el mar revuelto y mi cuello
pide a gritos tus labios

No quiero saber qué pasará mañana

Hoy viviré contigo


Roumanie. Henri Cartier-Bresson (1975)


1/2/11

Contra la indiferencia

¿Cuánta sed somos capaces de soportar? ¿Cuántos días sin tocar las teclas del ordenador? ¿Cuánto tiempo aguantamos sin consuelo? ¿Cuánto cuesta mirar hacia otro lado? ¿En qué momento olvidamos que crecer es construir algo nuevo?

Tengo la sospecha de que conocemos las respuestas a todas esas preguntas pero escondemos la cabeza debajo de drogas fáciles y emociones rápidas. Sospecho y dudo porque me reconozco menos y este país de edificios vacíos y playas sin un centímetro libre me da más miedo que alegrías. No se qué hacer pero creo que el silencio es la peor de las derrotas. 

Estoy harta de vivir en este país pero es mi hogar y no quiero irme. Harta de que el lanzamiento de insultos  se haya convertido en costumbre habitual. Harta de que los políticos no se den cuenta de que lo más preciado que tienen, el talento de los jóvenes a los que durante años se han preocupado de educar, se marcha y no piensa volver. Harta de un país en el que está bien pagar casi 100 millones de euros por un futbolista pero no hay dinero para contratar a miles, millones de jóvenes que tienen algo más que un pan debajo del brazo (por ahora). Harta de encender la televisión y ver como todo se rompe en pedazos porque vale más un arsenal de tonterías que un puñado de ideas inteligentes y acabamos intoxicados de basura mientras el periodismo de verdad va desapareciendo.

Y aquí estoy. Casi callada. Casi invisible. Casi inmóvil. Porque lo que falta es que toda esa rabia se transforme en indignación y la indignación en un cambio. Falta encender la mecha y contagiar la esperanza.

Hace un par de horas me he leído el último manifiesto político de los últimos días. Se llama "Indignez vous!" (Indignaos!) y se ha convertido en un éxito rotundo en Francia. Apenas 20 páginas escritas por un señor de 93 años llamado Stéphane Hessel que nos pasa el testigo, que nos pide que actuemos de una vez.

Puede que nos obliguen a huir. Puede que durante un tiempo sigamos contando las monedas en la palma de la mano. Es probable que toda esa pandilla de expertos en endilgar adjetivos malditos ("perdidos") tenga razón y no podamos vivir tan comodamente como nuestros padres.

Pero mientras las manecillas avanzan, cada uno en su camino puede intentar provocar un cambio. Mientras pasa el tiempo miles de ideas están naciendo. Mientras dejamos atrás los libros de historia la historia continúa escribiéndose. Mientras cumplimos años vamos haciéndonos un hueco y podemos cambiar el rumbo. Porque las revoluciones, los días y las horas lo demuestran, existen también en el presente. Por mucho que este sistema de publicidad que adormece y parches que tapan las heridas sin curarlas se empeñe en distraernos de lo verdaderamente importante. No dejemos que el presente agonice antes de convertirse en futuro.

"La peor de las actitudes es la indiferencia. Comportándoos así, perdéis un componente esencial del ser humano: la capacidad de indignarse y el compromiso que nace de ella. Creer es resistir. Resistir es creer". (S. Hessel)



(Posible) Banda sonora de todo esto: