Vigilantes del fuego en el cielo
frágiles, mira sus trajes suaves como la piel quemada, siluetas
con las manos vacías de imágenes antiguas,
de canciones y promesas, pierden
los recuerdos
por el desagüe de la garganta que grita en el silencio
Ésta será mi vida, tal vez la tuya
dentro de algunos años, bombillas rotas y libros secuestrados
Pero imagina otro lugar
con la fuerza de las miradas cómplices
la pasión entre las sábanas,
los ideales que germinan, los diálogos que nunca
se rompen del todo.
Y, más, las palabras
al oído y en el eco de las calles, grabadas
en las huellas que todavía te quedan por pisar
Todos los relojes se detienen y los mapas se borran
la ciudad que a medianoche ríe
está esperando
1 comentario:
Queda esperanza entonces...
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