I
Te pido los días que no existen y me das un murmullo
Que se apaga como las sombras saladas de una caracola Te pido los días que no existen y me das un murmullo
Te quiero pero no consigo componer las letras
que forman los peldaños de este érase una vez
de guisantes y sangre azul
Suena un piano y el vino está servido:
la piel se eriza
secretos al oído
las yemas de los dedos
están ardiendo
Te pido cada caricia entre caricia
Quédate
y podrás tocar el horizonte,
quédate,
los rayos rojos ya han llegado.
Detrás de las enredaderas ásperas como piel de lagartija
Al final del enjambre de callejones testigos de los siglos
En una mirilla protegida del huracán hambriento
porque nuestros ojos soportan demasiado peso y nuestras manos
son músculos sin vida incapaces de agarrarse a nada
. . . . . . . . . . .
Nota : La lectura puede mejorar considerablemente con esta bella canción (versión de la de Radiohead)
2 comentarios:
Tus palabras siempre son un buen lugar donde esconderse. Preciosas frases y soberbia foto.
Gracias Ana :)
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