Los turistas invaden la polvorienta colina donde se alzan las columnas del Parthenon. Es, sin duda, lo que más (por no decir lo único) que me gustó de Atenas. A la salida, escribo postales mientras esperamos a la sombra. Muchos de aquellos turitas resbalan fatídicamente con el mármol. Ya avisaban en la guía de Ester que entre los peligros de Atenas estaban los dolorosos culetazos por culpa del resbaladizo mármol.
Después de comer un gyros gigantesco y después de que Sara cuente los mordiscos que Marga dedica a cada bocado (Marga come con extremada paciencia), vamos a pedir información sobre los trenes a Tesalónica y a Estambul.
Interior de la Mezquita Azul en Estambul
Como la suerte definitivamente se ha olvidado de nosotras, evidentemente, no hay billetes en el tren a Tesalónica, pero, privilegios del Europass, podemos ir de pie en el tren que tarda seis horas en llegar a su destino.
El concurrido tren llega a las 12 menos cuarto y la gente se agolpa a las puertas de los vagones, poseida por una ansiedad similar a la de aquellas señoras que en las rebajas hacen cola frente a las puertas del Corte Inglés.
Encontramos cinco asientos libres y somos ocho. Jugando al tetris con las piernas, las mochilas y las cabezas, probamos mil y una posturas para que las ocho, de alguna manera, podamos apoyarnos sobre algo que no sea suelo. Suelo que por cierto, además de estar cubierto por capas de polvo eterno, está frio como los témpanos. Finalmente optamos por hacer turnos. En el tren hay mucha gente sin billete, que viaja, con tremenda valentía, seis horas seguidas de pie. Hay personas de aspecto dudoso, piel amarillente y mirada embriagada. Familias. Hombres sin afitar y gente que ronca poderosamente.
A las siete de la mañana llegamos a Thesaloniki. De nuevo la suerte nos vuelve a dar varias patadas en el culo. El único tren a Estambul sale a las siete de la tarde. Qué alegría, solo nos quedan doce horas por delante.
Grecia es un pais muy religioso. Viajando en autobús muchas veces vimos que los viajeros, de tanto en cuanto, se persignaban. Parece ser, descubrimos luego, que lo hacen cada vez que pasan por delante de una iglesia. Además, hay imágenes religiosas por todas partes: en los autobuses, en las estaciones, en los restaurantes...En la cafetería de Atenas, ayer por la noche, se nos acercó un vendedor ambulante que llevaba colgada al cuello una bandeja con los típicos recuerdos y además, cinco o seis cruces doradas, mucho más grandes que las demás "baratijas".
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En Estambul, los puestos de mazorcas de maiz estaban por todos sitios
![](https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEguCe2o2YeUoR10iI95fHNXzrePnK_pxBywv-gDFPH4r0h48hWAu-hRfEDzBJYG5xEVNt22TKqXW7w99vhvxwKagtxjXocuZ6zYoHzzOf8yGhp5e5M3JrBE7nhAjZrhGfhKHJYD3MeAZONO/s320/interrail+08+516.jpg)
Foto robada a mi querida amiga Sara, palacio Topkapi en Estambul
3 comentarios:
Au revoir "letmegotothesea", bienvenu "Jovenes y malditos".
Yo desde luego si que voy a seguir leyendote. xD
Besos.
inaki_dgb.
..gran gran Scott Fitgerald!
a favor del cambio, aquí sí me dejan comentar manque no sea socia. aunque, ya no veremos ninguna foto más?
buen articulo ando buscando hostales Tesalónica
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