Me opongo a una división en dos Españas diferentes, una compuesta por dos o tres regiones ariscas; otra integrada por el resto, más dócil al poder central. Esto lo escribió un señor muy sabio llamado Ortega y Gasset. Yo también rechazo esta pelea eterna entre nacionalismos que, aunque tenga mucha chicha, está cubierta por una
retahíla de caspa, tópicos e insultos que la convierten en una cosa pesadísima. Pero, claro, luego una se levanta de buena mañana y ve las fotos de la multitudinaria cadena humana y las
portadas incendiarias, escucha a
Oriol Junqueras en la SER, y se dice:
aquí está pasando algo gordo, muchacha.
No entiendo cuál es el peligro real que supone
celebrar un referéndum sobre la independencia de Cataluña. Dice el artículo 92 de la Constitución que las decisiones políticas de especial trascendencia podrán ser sometidas a referéndum consultivo de todos los ciudadanos. Creo que es saludable, para la democracia de cualquier país, poner en marcha la oxidada maquinaria política para que el pueblo manifieste libremente su opinión. Habrá que modificar la norma suprema, ¿y por qué no? Se hizo no hace mucho
por obra y gracia de la diosa Europa. Ahora mismo, ni siquiera existe una negociación ni una voluntad para encontrar una forma legal de celebrar esa consulta.
En teoría, la ley es una norma dictada por la autoridad que responde a una voluntad soberana. Sí esa voluntad cambia, la ley también debería hacerlo. No voy a jugar a adivinar qué sucedería si esa consulta se produjera, pero creo que los medios y el poder están muy
ocupados en atemorizar a los ciudadanos con los problemas económicos a los que se tendría que enfrentar el país/países en caso de que saliera el sí sin siquiera contemplar la posibilidad de que se celebre el referéndum. Es como si una pareja, antes de irse a la cama, se pusiera a discutir sobre los problemas de salud, la elección de colegio y la paga del hijo que ni siquiera han gestado. Gracias por seguir leyendo después de esta metáfora.
Por otro lado, tenemos muy cerquita geográficamente - en
Escocia- un ejemplo de que, cuando los políticos defienden el entendimiento en vez del
y tu más y sino no respiro, se pueden encontrar vías legales para que los ciudadanos ejerzan su derecho a votar.
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¿Lost in translation? / EFE |
La otra conclusión a la que llego es que
los partidos mayoritarios viven completamente al margen de las preocupaciones de la gente y se hacen los suecos o se fuman un puro ante un movimiento cada vez más grande -silencioso o gritón- que pide la independencia o, al menos, un replanteamiento de la forma del Estado. Cualquiera que haya estado en Cataluña y cualquiera que esté un poco informado sabe esto (por ejemplo, según una encuesta,
ERC ganaría las elecciones en Cataluña si se celebraran hoy) . Ya dijo Ortega y Gasset que
la desventura de España es la escasez de hombres dotados de talento. Menudo listillo.
Esta lista de obviedades es sólo mi opinión. Si no les gusta, tengo otras. Ahí va una recopilación de lo más interesante y sorprendente que he leído sobre el tema:
"Es ilusorio creer que se puede eludir el test de los procesos seguidos en Canadá (Quebec) y en Reino Unido (Escocia), especialmente con la cercanía geográfica y temporal del proceso escocés. (...) La cuestión del referéndum no queda liquidada con la afirmación de su ilegalidad constitucional. No creo que esta cuestión se haya debatido suficientemente. En cualquier caso, más allá de ella, tenemos pendiente el debate sobre la idoneidad de su regulación constitucional y estatutaria. (...) No parece que negarse a entrar en ese debate sea un terreno político muy firme; ni la opción política más conveniente para afrontar, con solidez, la confrontación que plantea el nacionalismo, dentro y fuera de Cataluña (...) Cerrada la vía del referéndum, el nacionalismo abrirá otros caminos para mostrar el respaldo popular a sus demandas. Caminos que le exigirán tratar de incrementar la tensión política, radicalizando el movimiento, devorando a muchos de quienes se han creído capaces de conducirlo y transformando el mapa político catalán. Una situación más difícil de gestionar para Cataluña y para España"
Alberto López Basaguren, catedrático de Derecho Constitucional, en El País.
"Esa es la manipulación intolerable del gobierno catalán: que habla con la voz de una parte de la población como si fuera el todo"
Victoria Prego en El Mundo
"Hay que rehacer, quizá inventar un sentimiento comunitario inclusivo y respetuoso de las diversas conciencias nacionales que, nos guste o no, coexisten en España". Lorenzo Silva en El Mundo.
"Cataluña, los nuevos ideológocos declaraban, debe recuperar lo que ha perdido. Eso la devolvería a los días de triunfo del pasado. Pero, ¿qué había perdido Cataluña? Era una cuestión fundamental, que ha afectado y seguirá afectando a los movimientos nacionalistas en todas partes. ¿Fue la unión de Gales con Inglaterra una historia de pérdida y de opresión? ¿Sería Quebec más rico y poderoso hoy si no hubiera estado unida al Canadá británico? "
Henry Kamen, historiador, en El Mundo.
"La cadena humana que enlazaba la ribera del Ebro con la frontera pirenaica fue un gran acto de exaltación de un nacionalismo fanático que, en perjuicio de los ciudadanos de esa comunidad, recurre a los métodos del totalitarismo para avanzar hacia una independencia que se sustenta en un permanente victimismo y en la presentación de España como una nación opresora".
Editorial de El Mundo. Sin comentarios.
"Hay quien se siente muy orgulloso de haber nacido donde nació. Se trata, supongo, de un orgullo por delegación, porque el
nasciturus suele carecer de capacidad de decisión y nace donde le nacen. (...)Sospecho que, si me dieran la oportunidad, votaría por España. Porque siento que la caspa inagotable de ese país es un poco mía, porque siento que su desgracia es también la mía, porque no me fío de los míos más que de los otros, porque no es elegante abandonar un barco que zozobra (y menos en una lancha de fortuna)(...). Evidentemente, preferiría que ganara la independencia. Sería la forma más cómoda de vivir de una puta vez y para siempre en el extranjero".
Enric González en Jot Down
"¿Qué está haciendo España para recuperar a Cataluña? ¿Le basta con enfadarse? Cada fuerza política tiene su receta pero no están poniendo en común nada. ¿No se dan cuenta de que estamos llamados inexorablemente a una relectura del Estado y a una reforma de la Constitución, en el caso de que haya tiempo?"
Iñaki Gabilondo en El País.
"¿Todos independentistas? La mayoría, sí; todos, no. Aunque algunos lo viven como un credo religioso –hace veinte años estaban en franca minoría y ahora se ven en el centro de un gran debate político de dimensión internacional–, el independentismo catalán es un estado de ánimo difuso, que admite muchos matices e intensidades. Es una convicción, pero también es una temperatura. Se le puede dar muchas vueltas y se pueden escribir páginas y páginas sobre la cuestión, pero creo que la Diada del 2013 se puede resumir de la siguiente manera: el independentismo es hoy la expresión más directa y dinámica del cúmulo de malestares que se concentran en Cataluña como consecuencia de la crisis económica y de la desgraciada revisión del Estatut".
Enric Juliana en La Vanguardia.