21/1/13

Canción para los perdidos (II)

Lo que no puedo olvidar duele más que lo que no recuerdo
Como un perdedor sin guerra
Como los hombres que beben para no ver el incendio,
Silban sin tímpanos, ríen sin dientes

Hay miles de ojos completamente blancos y tantas manos inquietas
¿para qué el tiempo, cómo el tiempo, por qué el tiempo?
¿ésta soy yo, sin ojos?

Me escondo de las heridas pero todo el mundo escupe heridas
Me alivian los ojos de mi madre, los brazos de mi hermana

Encima de la avaricia endémica, del paisaje de esqueletos vencidos
Hay hombres que aman para no caer al vacío
Deseo -el corazón abierto- ser uno de ellos.


2 comentarios:

Yeamon Kemp dijo...

Están encima, pero no se ven. ¿Hacen falta ojos para eso? ¿Sin tiempo queda esperanza?

Que las heridas hablen. O salpiquen.

moonriver dijo...

Este sábado vi por enésima vez "La historia interminable" y volví a encadilarme con ese magistral diálogo de Mork y Atreyu, en el que el primero, entre otras muchas cosas, le dice al segundo que un hombre sin esperanza es fácil de dominar.

Así que no la pierdas, no dejes de creer, pues si lo haces, la nada te convertirá en su esclava.