12/2/12

El sudor de los inquietos

En la palma de mi mano cabe un puñado de arena o tus cinco dedos
quietos, tus cinco dedos vivos.
No hay canciones de cuna para calmar el miedo.
Hay árboles que viven siglos en círculos concéntricos y nenúfares
que pasan del azul a las cenizas en un día.

En la estación, toneladas de heridas abiertas caen al suelo
como el cadáver de un gigante, pero nadie se limpia
las manchas rojas y secas.

En la habitación del sexto piso una lista de promesas cuelga de una pared vacía
y unos versos de Machado bailan vals sin lámparas, sin seda.

La piel es el principio y el final del viaje.

No hay un lenguaje universal ni una tierra prometida.
No hay un mundo mejor que el que han cantado.
No hay recompensas para el sudor de los inquietos.
No hay orejas que soporten la rabia de los huérfanos.

Pero un beso dura más segundos que la muerte.
En las almohadas soñamos con ser quien no podemos.
En el puño tengo cristales, la mitad de un corazón que se me escapa y la risa
tiene más eco que el llanto.





2 comentarios:

Anónimo dijo...

Impressive! (as always)
:)

moonriver dijo...

Matrícula de honor. ;)