9/10/13

El temps s'atura

Es algo tan fácil como esto:
enciendes las grietas de mi piel,
inventas países donde cruzamos nuestras piernas
como enredaderas. Estabas justo aquí,
en las arrugas blancas de algodón,
en el baile de los músculos sedientos,
en la risa que sacia, los dedos mojados.
Tan cerca que no puedo verte, sólo sentirte
en el eje de mis huesos.

Nuestros brazos son raíces simétricas.
Suenan deseos, coplas, radios viejas.
-Madeleine Peyroux tiene trato de favor-
Regamos los besos con chistes malos y dejamos
los tobillos tendidos al vacío.
Volvemos a nacer.

Por primera vez nos asomamos al futuro y rematamos
con puntos y seguidos los miedos más ingenuos
-no es temporada, aún, de escepticismo -
Entonces, durante dos o tres minutos, una frontera,
no, algo menos definitivo, la distancia, nos aleja.

Pero vivir es mojarse en olas de peligro.
Y además nuestras rodillas derechas se doblan
exactas cada noche. Debe significar algo esta
misteriosa coincidencia.
Recuerda que somos
el tiempo que nos queda.


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