9/5/13

El cántaro roto


Querido Javier Pérez de Albéniz:

Siempre me ha gustado lo que escribe. Creo que en nuestra profesión falta autocrítica, gente metiendo el dedo en la llaga, gente que cuente el cuento de que tanto se acercó Pedro al lobo que acabó haciendo de recadero en vez  de cazador. Así que he leído lo que ha escrito -coincido en casi todo- sobre el nuevo suplemento 'Luxury&Quality' que hoy publica El Mundo. Periódico en el que usted trabajó bastantes años, creo. Casualmente, soy una de las redactoras que ha escrito un texto sobre un tema relacionado con el lujo. Es una obscena casualidad, es cierto, que la publicación de este suplemento coincida con el despido del 30% de la plantilla de Barcelona. Pero supongo que usted no quería decir que lo segundo es culpa de lo primero. Es una lástima, porque si así fuera, habríamos solucionado la crisis del periodismo en el tiempo que se tarda en leer el enésimo "Aquí estoy yo con mi verdad", que es un nuevo género que todavía no se estudia en las facultades.

Ojalá las empresas periodísticas pudieran ser rentables e independientes a la vez. Ojalá los periodistas -todos- pudiéramos escribir sin depender de los poderes políticos y los económicos. Pero no siempre es así. Le pido un favor. Lleve el ratón al apartado 'quienes somos' de la revista Vanity Fair en la que escribe su blog. Después de la directora, de la subdirectora y de la redacción, está la gallina de los huevos de oro: "Directora de publicidad: fulanita de tal". Es probable que me pase de lista -enfermedad común de los de nuestra calaña-, pero supongo que cuando su blog se mudó de Wordpress a Vanity Fair fue porque en la revista -en la que hay una estupenda (no es irónico) sección de Lujo- iba a tener muchos más lectores. Yo habría hecho lo mismo. Todos, incluso los defensores de la libertad, necesitan un sueldo.

"Este es el nuevo periodismo. Menos periodistas, más productos. Menos exclusivas, más exclusividad. Menos periodismo, menos periodistas, menos publicidad, menos dignidad, menos talento, menos… ", ha escrito. No creo que sea nuevo, la verdad. Todo aquí huele a viejo. Es el periodismo que ha ido engordando y engordando casi desde el siglo XIX, se dice pronto, que vio nacer a las primeras empresas periodísticas  Pero el cántaro de leche -perdone tanta metáfora con la comida, es que es la hora de la merienda-se rompió, no es nuevo, hace décadas. Menos periodistas, sí, desgraciadamente, porque no suele haber dinero, qué sorpresa, para pagar a redactores que salgan a la calle a contar noticias, cuentos, y batallas. Pero siguen quedando sobres para los que sólo tienen un nombre o un cargo.

En cuanto a lo de menos dignididad....¿se pierde la dignidad por hacer el trabajo pedido, el trabajo por el que nos pagan? ¿Es menos digno que usted el periodista de TVE que recomendó en el telediario rezar a los parados? ¿Es más digno que yo el corresponsal que rabia contra las injusticias de esta profesión pero que prefiere no escribir si su nombre no va en la portada? No les conozco y por eso no me atrevo a llamarles indignos, ni creo que entrar en estos juicios de valor ayude a salir de este fango. El modelo de negocio que nos da de comer, a usted y a mi, está podrido y ya no sirve. Pero el periodismo, afortunadamente, sigue vivo.

Un saludo,

María