28/5/12

Estelas en la mar

Mi abuela María estuvo tres años seguidos sin salir de casa. Ella tenía 18 años, vivía con su madre y sus abuelos. Su padre se entregó para salvar a su hijo, que se fue a Madrid para aprender cómo se utiliza una guerra. Pero mi abuela estaba en casa. Cuidaba animales pequeños. Tenía un vestido de los domingos y ningún libro. Escuchaba las historias de su abuela. 19. 20. Años. Suplicaba a los relojes que avanzaran, sin saber que en la carretera los cadáveres guardaban también relojes en los bolsillos.

¿Qué son tres años, María?-me dice ahora

De 1936 a 1939 España sangraba muerte y hambre, lloraba hielo negro y escarcha y no había caminos que andar. Pero tres años no son nada, María, me dice mi abuela.

¿Cómo supo que el futuro puede ser de otra manera, a pesar de que tardó tres años en enterrar a su padre?
¿Cómo pudo volver a llenarse de risa para tapar los alaridos que escuchaba de la cárcel cercana?

Y sólo entonces comprendo que todos nuestros miedos son como enormes estatuas de sal. Hay que seguir hacia adelante. En algún momento aparecerá el mar.

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