4/10/10

Cita en Samarra

Lo único bueno que tiene estar con anginas es que la irremediable fuerza de atracción de la cama también invita a la lectura. Hoy me he acabado una novela estupenda, Cita en Samarra, de John O'Hara (1905-1970).

Es la historia de Julian English y su mujer Caroline. Él es vendedor de coches Cadillac en una pequeña localidad nortamericana que se cubre de nieve en los inviernos de los años 30. Son la pareja más deseseada por la alta sociedad, van de fiesta en fiesta, luciendo bonitos vestidos y sombreros de ala, haciendo chistes correctos, emborrachándose más de lo que deberían.

Pero un día Julian pierde los nervios y le tira una copa a la cara a un tipo llamado Harry, odiado en secreto y admirado falsamente en público.  Uno de los hombres más ricos de la ciudad en la que viven, al que todo el mundo debe algún favor. Es el desencadenante de la caída libre hacia la destrucción. La sociedad perfecta se transforma en el circo de las apariencias y las envididas.

Y poco a poco, el lazo que unía a los dos protagonistas, Julian y Caroline, se deshace y se separan cada vez más. Sobra el alcohol y falta sinceridad en un teatro en el que está representada una sociedad, la de los años 30, que vive por encima de sus posibilidades y gasta más tiempo en cuchichear por las esquinas que en prestar atención a la realidad en la que viven. Hasta que acaban pagando por ello.

Con un estilo directo y certero, el escritor (que antes fue periodista) tiene en el diálogo su mejor arma para reflejar a la perfección cómo era aquel momento y aquellas personas que se ahogaban en la mentira mientras suena de fondo música de jazz.

Aquí un par de fragmentos:

"-Escuche, Julian- dijo Lute- Ya sé que su vida privada es asunto suyo y que es usted el jefe y todo lo demás. Pero le llevo a usted diez años y siempre nos hemos caído bien, ¿le importa si le hablo con franqueza?

-No. Dime.

-Bien, no quisiera ofenderle, y si se enfada puede despedirme pero ha estado haciendo muchas tonterías y la última noche en el Stage Coach...Dios, no sé qué decir. Pero no debería haberse ido con esa cantante. ¿Sabe de quién es esa chica? De Ed Charney. Uno de nuestros mejores amigos, un tipo leal, un hombre fiable(...)¿Por qué no puede ser más cuidadoso? Ed está muy cabreado. Lleva dos años trabjándose a esa chica y entonces llega usted borracho, se la lleva para echar un polvo rápido y lo echa todo a perder.

-Te equivocas en una cosa - dijo Julian
-¿En qué?

-No me tiré a la chica

Lute dudó antes de contestar.
-Muy bien, tal vez no lo hiciera, pero todo el mundo pensó que sí y para el caso es lo mismo."

"Julian abrió el segundo cajón del escritorio y sacó una Colt25 automática, se levantó y entró en el cuarto de baño. La emoción le cortaba el aliento y notó que tenía los ojos como siempre que estaba excitado por algo: abiertos pero con las pupulas encogidas. Se sentó en la taza y supo que no iba a hacerlo de ese modo. (...)Se metió el cañón en la boca y un poco de aceite tocó la parte interna de su labio inferior. Dijo "Pum", respiró profundamente y se metió la pistola en el bolsillo, se incorporó y se lavó la boca con agua fría".

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